La mujer amarilla me mira me sonríe me brinda toda su atención sin despegar sus ojos de mi, yo tengo algunos problemas para enfocarla pero, cuando lo logro sin pensarlo le sonrío, ella se ve complacida y enloquece en atenciones, puedo sentir que le gusto, ¿qué? estoy seguro que le encanto que me desea que no puede resistir tenerme entre sus brazos.
Pero, yo no tengo salida a mi me sólo me gusta una mujer y es la que me tiene entre sus brazos; es grande, digamos, enorme y suave, su aliento es mágico podría decir que me alimento de ella, por nada la cambiaría, ni por la sonriente mujer amarilla.
Ya no pongo atención, cierro los ojos me quiero refugiar en mi gran mujer, lloriqueo un poco para llamar su atención, ella me abraza, me sube y me baja, me sonrie, me habla suavecito, me da besitos en las mejillas, por último me pone el chupón.
Fabiola
Marzo 2005.
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